Pastoral en el Mundo del Trabajo

El 29 de noviembre de 2018 S.E. Monseñor Francisco Javier Chavolla Ramos, Arzobispo de Toluca, nos encarga coordinar la Pastoral del Mundo del Trabajo.

Patrono: San José

Padre nutricio de Jesús, justo y humilde carpintero de Nazaret, que pasa la vida no sólo en la meditación y la oración, sino también en las fatigas de su artesanía. José es el símbolo de la prudencia, del silencio, de la generosidad, de la dignidad y de la aplicación en el trabajo; también lo es de los derechos y de los deberes respecto del trabajo.

Es la acción organizada de la Iglesia para evangelizar al mundo del trabajo, promoviendo el respeto de la dignidad de la persona, el desarrollo humano integral, sostenible y solidario y la construcción de una sociedad libre, justa y participativa.

  • Servir a Dios y a la Iglesia, promoviendo el respeto a la dignidad de las personas y su desarrollo humano integral, sostenible y solidario en el mundo del trabajo, y la construcción de una sociedad libre, justa y participativa.
  • Dar esperanza a las personas en el Mundo del Trabajo, promoviendo el conocimiento y la práctica de la Doctrina Social de la Iglesia.

Nos preocupa sobre todo lo que el Papa Paulo VI escribió en su Encíclica Populorum Progressio # 21 sobre el ideal que hay que buscar. Aquí podemos encontrar los criterios de nuestro servicio, tratando de llevar a las personas de lo menos humano a lo más humano:

  1. Las carencias materiales de los que están privados del mínimum vital y las carencias morales de los que están mutilados por el egoísmo.
  2. Las estructuras opresoras, que provienen del abuso del tener o del abuso del poder, de la explotación de los trabajadores o de la injusticia de las transacciones.
  3. Remontarse de la miseria a la posesión de lo necesario, la victoria sobre las calamidades sociales, la ampliación de los conocimientos, la adquisición de la cultura.
  4. Aumento en la consideración de la dignidad de los demás, la orientación hacia el espíritu de pobreza (cf. Mt 5, 3), la cooperación en el bien común, la voluntad de paz.
  5. Reconocimiento, por parte del hombre, de los valores supremos, y de Dios, que de ellos es la fuente y el fin.
  6. La fe, don de Dios acogido por la buena voluntad de los hombres, y la unidad en la caridad de Cristo, que nos llama a todos a participar, como hijos, en la vida del Dios vivo, Padre de todos los hombres.